La relacion cerebro-hormonas

Ya conoces mejor sus organos sexuales tanto por fuera como por dentro. Pero, ¿quién ha dado la orden a sus cuerpos para que estas transfor­maciones tengan lugar de manera tan radical?

La pubertad comienza en la parte del cerebro denominada hipotálamo. Cuando está suficientemente desarrollado, el hipotálamo envía altos niveles de hormonas a otra parte del cere­bro, llamada glándula pituitaria. Las hormonas segregadas por el hipotálamo -hormonas esti­muladoras o disparadoras- hacen que la glán­dula pituitaria libere niveles más altos de otras dos hormonas, la foliculoestimulante (FSH) y la luteinizante (LH). Gracias a estas dos nue­vas hormonas, los óvulos que se encuentran en los ovarios femeninos comienzan a desa­rrollarse y a producir hormonas sexuales feme­ninas (progesterona y estrógenos), mientras que los testículos masculinos producen esperma y testosterona. Entre los doce y los dieciocho años se van produ­ciendo los llamados caracteres primarios y caracteres secundarios. Los primarios son todos aquellos cambios que tienen que ver con los órganos genitales, mientras que los secundarios tienen lugar en otras zonas del cuerpo y algunos de ellos marcan esas diferencias se­xuales que nos atraen del otro sexo. Algunos cambios te harán sentirte bien, si vas cre­ciendo y desarrollándote con cierto equilibrio, y provocan que la gente diga lo guapo y alto que estás. Otros puede que te hagan sentirte «mal en tu piel» porque sientes que vas creciendo como a trompicones, y te salen esos «ga­llos» en los momentos más inoportunos, o si eres una chi­ca,

¿Que les pasa a los chicos?

Cuando los testículos reciben la or­den de producir testosterona, el cuerpo está lis­to para iniciar los cambios de forma acelerada y espectacular. Algunos chicos son tardíos en su desarrollo porque es muy importante para ellos ser como los demás generalmente este no es un trastorno importante, ya que es muy probable que sus progenitores hayan madurado tambien lentamente. Los más precoces inician su madurez sexual antes de los diez años, por lo que se ven en­vueltos, a veces, en situaciones de presión sexual que no les corres­ponde por la edad. Esto puede causar en ellos estados de ansie­dad e inseguridad que conviene no pasar por alto y consultar con el psicólogo para recibir ayuda temprana. Lo más característico de la pubertad -del latín «pubes», pelo- es el crecimiento del vello púbico primero, luego el de las axilas, y después el del resto del cuerpo. Le siguen el crecimien­to de los testículos, del pene y de otras glándulas como la próstata y las vesículas semina­les. A partir de entonces, los jóvenes crecen de forma mas acelerada que las chicas unos ocho-nueve centimetros por año hasta que finaliza la pubertad. ¿Que les pasa a las chicas? En este caso la orden del cerebro va dirigida a los ovarios, los cuales inmediatamente, se disponen a producir las hormonas llamadas estrógenos y pro-gesteronas que ayudarán a que los óvulos maduren. A partir de entonces, todos los meses los ovarios liberarán un solo óvulo maduro durante el proceso de ovulación dando lugar a la regla si la mujer no está embarazada. Estos cambios internos van acompañados de crecimiento de vello púbico y de los pechos, así como de un aumento de la grasa cor­poral. La piel se hidrata y se vuelve más suave debido a los cambios hormonales, excepto en zonas como el rostro, don­de aparece el acné, pecho y espalda. En general, las chicas ha­blan bastante de sus cambios, con sus amigas, con sus parien­tes femeninos o sus propias ma­dres, lo que facilita la pronta comprensión y aceptación de que las transformaciones son «algo natural». Puede que empieces a sen­tir, si eres chica, que te atraen esos hombros anchos, esos pó­mulos y barbilla marcada. ¿Y qué me dices de la voz profunda y de los pelillos que empiezan a cubrir su rostro? Si eres chico, serán esas curvas, esas redondeces femeninas lo que te hagan seguirlas con la mirada, aunque no te pasarán desapercibidos ni su tono de voz ni sus andares. Todo esto no ocurre porque sí. Hay causas puramente físicas y químicas, que tienen que ver con el despertar de las hormonas sexuales, causas culturales que permanecen arrai­gadas en nuestras costumbres, modas transitorias, razones procedentes de nuestro incons­ciente más profundo y, en definitiva, la llamada de los cromosomas sexuales XX y XY, es de­cir, cuestión de genes.