El pene
El pene tiene tanta importancia para los chicos como los pechos para las chicas. Hay muchas preguntas que tal vez os asalten, ya seas chico o chica, relacionadas con este órgano sexual tan complejo. Algunas son simples curiosidades, otras puede que sean más bien preocupaciones y por eso le dedicaremos un espacio especial a esta parte de tu anatomía, como se merece.
Ya hemos descrito su forma, elementos que lo componen y sus funciones. Abordaremos ahora otros aspectos que hacen del órgano masculino algo también misterioso.
El pene y la ereccion
El mecanismo de erección es bastante complejo, y para que se produzca han de intervenir muchos órganos que actúan en perfecta sincronía. Desde la infancia estás habituado a ver su funcionamiento y como parece responder siempre, te puede parecer algo muy simple, pero veremos que no es así.
El pene está formado interiormente por tres grandes áreas compuestas de dos tipos de tejido:
Un tejido esponjoso, que constituye la parte central e inferior y dos cuerpos cavernosos situados a ambos lados del tronco del pene. Estos son los responsables directos de la erección.
- La zona es igualmente muy rica en terminaciones nerviosas -importante para la transmisión de estímulos- y una extensa red de vasos sanguíneos
- La erección puede producirse por estímulos sexuales directos -las caricias o la masturbación- o indirectos como contemplar a alguien o a algo que te atrae sexualmente o que tu cerebro detecte que las vesículas seminales están muy llenas. Esto sería un acto reflejo e inconsciente, no sexual, que explicaría la llamada «polución nocturna» que tanto os avergüenza.
Cuando el cerebro recibe este impulso, afluye a esta zona, de forma espectacular, gran cantidad de sangre. Una especie de «válvula» le permitirá la entrada pero no la salida. El pene aumenta entonces de tamaño y de grosor, se endurece, se «infla» y adquiere un color rojizo.
La erección se prolonga por la tensión de los músculos insertados en la parte superior de los cuerpos cavernosos.
El pene y la eyaculacion
Mientras tanto, las glándulas de Cowper segregan un líquido que lubrica la uretra para favorecer la expulsión del semen. A medida que se aproxima el orgasmo, el sistema nervioso se encarga de todo el proceso. Se inician contracciones de las vesículas seminales y de los canales deferentes que hacen avanzar el semen por impulsos espasmódicos hacia la uretra. Los esfínteres uretrales de la próstata actúan como «válvulas» que retienen el semen hasta que llegado el «climax», la válvula se abre proyectando el semen hacia el exterior. Instantes después se produce una distensión nerviosa, se relajan los músculos de los cuerpos cavernosos y la sangre retorna al sisma circulatorio volviendo el pene a su estado de reposo. Pasado un tiempo, diferente en ida individuo, el proceso puede repetirse.
En el momento de la eyaculación se produce, a la par je la emisión del semen, una sensación muy placentera: es el orgasmo.
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